Saturday, October 8, 2011

Los frutos de trabajar con humor


por Joaquín Rocha
Psicólogo especialista en Educación para la Comunicación
joacorocha05@yahoo.com.ar
 
El mundo empresarial ha vivido alejado del humor. No en vano, negocio proviene de “negación del ocio”. Craso error. Sin humor no hay ilusión, y sin ilusión no hay empresa.
Fernando Tria de Bies, escritor y economista
 
Cada día se habla más de las ventajas del humor en las empresas, en tiempos que algunos consideran de crisis. Más que tiempos de crisis podríamos decir de desorientación y relatividad, lo que lleva a vivir en un cierto estado de desmoralización y fracaso. Esto requiere la necesidad de acomodación a los cambios continuos sin que sufra la integridad de la persona.
 
Adoptar el humor como manera de vivenciar la cotidianidad empresarial, más que desventajas, proporciona un sinfín de beneficios. Posiblemente los que tienen a su cargo la implementación de nuevas técnicas para alcanzar una mayor productibilidad en los empleados busquen cómo insertar el humor en sus empresas y, así, lograr un mejor estado de ánimo. De esta manera, obtienen: reducción del estrés laboral y una mejor disposición para enfrentar los problemas, los fracasos y cualquier otro tipo de situación que incomode a los empleados.
 
El humor atrae a las personas. Si de recursos humanos hablamos, las retiene y potencia sus capacidades al servicio de los proyectos anuales empresariales. Fortalece la motivación, la creatividad, la toma de decisiones. Favorece el aprendizaje y la comunicación optimizando los vínculos interpersonales.
 
En una empresa, sobre todo las que comercializan productos, el humor atrae clientes y potencia el impacto persuasivo en los mensajes de venta. Grandes empresas de países desarrollados, comprobando las ventajas de la utilización del humor, lo han integrado en programas de formación de personal y retribuyen a sus empleados, incluyendo a sus ejecutivos, según lo divertido que resulta trabajar con ellos. Algunas conceptos teórico-prácticos provenientes de otras tierras, no tan “santos” en otros aspectos, son dignos de tener en cuenta.
 
El humor y el trabajo no se enfrentan, sino que se asocian obteniendo los mejores resultados esperados. Una de las características de aquellos directivos que desean conducir una empresa en términos de rendimiento y seriedad es la represión del sentido del humor. El humor lleva el peso de temores y mitos.
 
Desde sus propios miedos e incapacidades, suponen que es algo arriesgado y que si el personal a su cargo se divierte, no trabaja. Por otro lado, gran error, si piensan que para emplear el humor se necesita un don especial. Solo se necesita disposición para dejar de lado formalismos, solemnidad y ese culto al ejecutivo agresivo que consigue siempre, a través del grito y del maltrato o del no reconocimiento, lo que se propone. La “cara de perro” sirve como máscara defensiva para imponer obediencia y sumisión, que acerca más la empresa a algo así como una “sociedad totalitaria”. Generar un ambiente hostil produce efectos “boomerang” haciendo más vulnerables a los directivos a ataques directos e indirectos por parte de sus empleados.
 
El humor es liberador, a pesar de que, en estructuras no democráticas, como las organizaciones empresariales, la libertad no es del todo bien vista. La solemnidad es casi siempre factor desmotivante en cualquier cultura de una empresa.
 
Hay directivos originales y excepcionales.  Esta originalidad y excepcionalidad consisten en poder reírse de sí mismos y no por eso perder el respeto de sus empleados. Al contrario, despertarán la lealtad y la admiración de todos ellos.
 
En los momentos difíciles, hace falta el humor. La risa es una medicina valiosa para la mente y el espíritu. “Por lo tanto, creemos que es mejor canalizar esta necesidad humana que tratar de reprimirla. Si los comunicados oficiales tienen chispa, si las reuniones son divertidas, si la consecución de objetivos se propone como un juego, si se entrena al personal para bromear adecuadamente con los clientes, se pone el sentido del humor al servicio del negocio, en vez de que se convierta en un sumidero de energías desaprovechadas. El truco consiste en que el trabajo mismo resulte para que las y los empleados no tengan que buscarse la diversión por su cuenta, a costa de la productividad” (E. Jáuregui. J.D. – Fernández, Alta Diversión. Los beneficios del humor en el trabajo, Barcelona, Alienta, 2008).
 
Si el humor es una herramienta hoy día imprescindible. Nunca es tiempo perdido el generar espacios para que directivos y empleados busquen salidas a través del humor. Algunas empresas ya lo utilizan con muy buenos resultados: implementan talleres para sus empleados que les han servido de base para la estrategia de branding interno (“ponerse la camiseta de la empresa”). Los empleados identificados con los valores y el posicionamiento de una empresa son su mejor publicidad. En internet, existe una gama de ofertas de talleres, como por ejemplo, los que se ofrecen en espaciosabiertos.blogspot.es.
 
Trabajar con humor rinde a corto plazo sus frutos.

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