Friday, September 30, 2011

Tolerancia: su Significado


La popularidad de algunos términos y su aceptación como parte de lo políticamente correcto e incuestionable, hace en extremo necesario aclarar tales términos. Quizá ninguno más importante que la palabra “tolerancia”.
Usada con gran frecuencia, ella ha pasado a ser una excusa para la erosión de las discusiones razonadas.Basta con arrojar a la otra persona el adjetivo, “eres intolerante”, para creer que la discusión ha sido ganada.

La tolerancia es algo más sutil y complejo que una herramienta que sirve para creer que se tiene una superioridad moral de la que la otra parte carece. Esto es lo que permite examinar la serie de consideraciones de Budziszewski sobre el tema.

La idea reportada fue encontrada en la obra de Budziszewski, J. (2004). Ask Me Anything: Provocative Answers for College Students. NavPress, pp. 95-100.

El libro reproduce conversaciones con alumnos universitarios, diálogos en lo que un profesor es sujeto a preguntas de esos alumnos y que contesta con sentido común. En otras ocasiones, se reproducen cartas y las respuestas a ellas. La gran ventaja de este enfoque es su claridad y sencillez.

Como en el resto del libro, el problema se plantea en una conversación con alumnos universitarios. Acuden ellos a consultar al profesor. Buscan tener mejores ideas sobre un tema.

En este caso, dos alumnos ven al profesor y describen una situación que les inquieta.

En eventos universitarios, los dos han tratado de expresar opiniones propias (en este caso, cristianas, pero podían ser otras), entre opiniones de otros que se expresan en esos eventos. A veces se les escucha a esos dos alumnos, pero a veces se les acusa de intolerantes.

Por ejemplo, una vez que dijeron que el aborto era reprobable, se les dijo que eran intolerantes porque no respetaban los derechos de la mujer.

En otra ocasión, uno de ellos dijo en su clase de religiones comparadas que no todos los caminos conducían a Dios. El profesor le llamó intolerante. Y así se plantea el problema.

Los alumnos acuden a Budziszewski a que les ayude a saber qué es intolerancia. No es una situación fuera de lo común. Con frecuencia se presenta en las discusiones y alguna de las partes llama a la otra intolerante.



Lo más lógico es comenzar por tener una idea del término, nada complicado, pero que sea apegado a la realidad.

Tolerar significa aguantar, soportar algo que se considera indebido o malo. Soportar, sufrir, tolerar algo que la persona piensa que no debe ser.

Es una definición de tolerancia: abstenerse de intervenir a pesar de creer que se está en presencia de algo indebido.

No es algo que sea demasiado complejo de comprender. Pero eso no es todo.

Sí, la tolerancia sí es una virtud, pero no sería virtuoso permanecer indiferentes ante una violación o un crimen. La aclaración es básica. ¿Sería deseable permanecer pasivo ante una acción como la violación de un menor? Claramente no.

Decir que la tolerancia fuese soportar lo bueno, no tiene sentido. Lo bueno es deseable. Entonces la tolerancia debe estar relacionada con cosas malas y hay cosas que no deben ser toleradas.

Con esta pieza de información, que es clave, es posible llegar a una mejor definición de la tolerancia.

Su definición puede ser ya inferida: es la virtud de distinguir entre las cosas que deben ser soportadas y las que no deben serlo, en qué momentos y circunstancias, por qué razones y hasta qué punto.

En esto, el autor coloca a la tolerancia en conexión con la prudencia, esa virtud que manda a considerar las consecuencias de las acciones propias.

¿Puede entonces ser virtuoso el tolerar una situación indebida?

Sí, en caso de que no ser tolerante conduzca a una situación peor que la original. El autor, menciona dos ejemplos de este caso. El ateísmo y la prohibición de bebidas muestran la virtud de la tolerancia.

No permitir el ateísmo y prohibir las bebidas llevan a una situación peor que la de tolerar su existencia.

Lo mismo sucede con la libertad de expresión, que lleva a la necesidad de tolerar falsas opiniones, pero que en caso de prohibirse se sufriría una situación peor.

Los tres ejemplos son suficientes para hacer comprender el juicio que la tolerancia lleva implícita: la evaluación de las condiciones específicas y la consideración de los efectos de la conducta.



Pero, hay más en esta definición. No es tan simple como puede aparecer. Existen ocasiones en las que alguien puede ser acusado de intolerante cuando no lo es.

El autor, en esta parte se dedica a apuntar ideas que ayudan a distinguir cuándo se es o no intolerante.
1. Quienes tienen creencias firmes suelen ser llamados intolerantes, sin que lo sean.

Es común, dice Budziszewski, que quienes tienen opiniones morales arraigadas y claras, como las cristianas entre otras, sean acusados de ser intolerantes. Es un error. Tener opiniones claras no puede significar ser intolerante.

No necesariamente se es intolerante por tener convicciones sólidas. Pero sí es intolerante el expresarlas de manera que no sea amable y humilde. Esas convicciones necesitan ser explicadas a otros, para que sean entendidas. No puede esperarse que sean aceptadas por la fuerza.

Afirmar que sin lugar a dudas dos más dos en igual a cuatro, no es una postura intolerante, pero podría serlo si se hace con un tono de prepotencia.
2. Apuntar que la opinión de otra persona es falsa, no es ser intolerante. Pero hacerlo necesita de cualidades, como la paciencia y la claridad.

Es la otra cara del espejo con respecto a la primera idea. Apuntar que la opinión expresada por alguien es errónea no implica de manera alguna que quien tal cosa dice sea un intolerante.

Pero, como en el caso anterior, es posible adoptar una postura altiva y arrogante, que sí es intolerante.

Es posible ver ya aquí el patrón de pensamiento de Budziszewski: la intolerancia puede en mucho ser atribuida a la actitud personal.
3. Tampoco significa necesariamente ser intolerante decir que algo no debe ser tolerado, lo que lleva a la propia definición de tolerancia.

Si ella es la virtud de saber distinguir entre lo que debe y no debe ser soportado, aquí se hace clara esa idea. Los errores posibles del juicio son lo obvios.
El decir que debe soportarse lo que no debe ser tolerado.
El decir que no debe ser tolerado lo que sí debe serlo.

El caso de la libertad de expresión puede usarse: decir que no debe ser tolerada es el segundo tipo de error; sí debe serlo so pena de males peores.

Sería, entonces, posible calificar de intolerante a quien afirma que debe ser prohibido algo cuando en caso de serlo acarrearía más problemas que los que trata de resolver. O al revés, cuando alguien afirma que debe ser tolerado lo que siendo prohibido resolvería el problema sin peores consecuencias.
4. No es intolerante expresar juicios morales, es decir, una conclusión razonada sobre lo debido y lo indebido.

Pero, hay algo adicional, como en los casos anteriores. La expresión de juicios morales en un tono de superioridad moral y soberbia, sí sería un caso de intolerancia.



La sencillez de lo anterior es engañosa. Las ideas han sido explicadas con claridad, pero ellas cambia con fuerza el entendimiento de la tolerancia.

Si la definición de la tolerancia es la sabiduría de distinguir entre lo que debe ser aceptado aunque sea indebido y lo que no, la tolerancia es un ejercicio en prudencia.

El autor enriquece a la idea de la tolerancia añadiendo a ella un componente de actitud: la forma en la que se expresan opiniones, lo que no necesariamente es intolerancia, pero lo será si se expresan en tonos soberbios y prepotentes.

Y, finalmente, Budziszewski añade algo valioso, sabido, pero digno de ser recordado: el tener convicciones y expresarlas no es ser intolerante.

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